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Sánchez Unzueta, enemigo de los extorsionadores inmobiliarios y aliados del crimen organizado

En el homenaje que el PRI estatal rindió al ex jefe político Horacio Sánchez Unzueta, su esposa, Concepción Guadalupe Nava Calvillo, leyó una carta póstuma del otrora maximato, donde hizo severas acusaciones a destinatarios que no menciona, pero se interpreta, son personajes que ahora ejercen el mando, que usan el cargo para ganar dinero a borbotones. Ganar los comicios con engaños. Cometen extorsiones y entregan dádivas en efectivo. Reparten bendiciones que se convierten en mentiras hipócritas y desalmadas.

Aludió a un estilo de mando cuyo sustrato son las injurias, el robo, enriquecerse con el erario y los chantajes inmobiliarios. Habla de los que crean empresas fantasmas y corrompen con cargos públicos a las élites de San Luis. “Y al asumir conductas violentas, aumentan su riqueza e impunidad. Tampoco temen ni les da vergüenza servir a organizaciones criminales». Aludió a autoridades humilladas y cobardes, que juraron proteger la constitución, pero se rinden complacientes por miedo y ambiciones personales.

Advirtió que habrán de pagar las consecuencias del naufragio que se acerca. Se trascribe textual la misiva que no llegó a publicar por el deceso.  “En el San Luis de nuestros días, ¿cómo le hacemos para explicarles a los niños y jóvenes, que es posible arribar a la máxima responsabilidad pública de nuestro estado, con los ejemplos vergonzosos y siniestros que tenemos a la vista? ¿Cómo motivarlos a recorrer caminos de sacrificio, estudio, honradez, de perseverante actitud de miras, para servir a nuestros semejantes, en un puesto público en las tales circunstancias? ¿Cómo educarlos en la ética política y la integridad personal, para ganar la confianza y el respeto de los demás y merecer su voto, llegado el caso? ¿Qué decirles de por qué se perdió el avance del ejercicio de la política como medio democrático para ganar elecciones y ahora se compra con dinero ilícito a manos llenas?”

“¿Quiénes son hoy los modelos a seguir y las cualidades y prendas personales para aspirar a gobernar a los potosinos algún día por venir? ¿Qué decirles cuándo las elecciones no son un triunfo de la razón democrática, sólo del engaño, los influencers, las extorsiones y dádivas en efectivo? ¿Cómo advertirles que las ofertas anti corrupción y los dios los bendiga intermitentes, son una mentira hipócrita y desalmada? ¿Cómo recomendar a nuestros niños y jóvenes, emular a quienes roban, amenazan, despojan, intimidan, manipulan, injurian, se enriquecen con los fondos públicos y las extorsiones inmobiliarias? ¿Que fingen empresas fantasmas y corrompen a través de promesas de fácil enriquecimiento o de un cargo público a las élites económicas de San Luis y de otros lados?”

“¿Y que suelen ser violentos y han descubierto, experimentado que al ocupar puestos públicos, potencian de manera desmesurada, sus ambiciones de enriquecimiento, vanidad e impunidad? No temen ni les da vergüenza servirse de organizaciones criminales, ni de aquí ni de allá. Con pena y profunda tristeza, no encuentro qué decirle a los niños y jóvenes de San Luis Potosí, menos aún, parecen haberlo intentado siquiera, algunos de nuestros humillados y cobardes gobernantes, que llegaron al poder bajo protesta de cumplir y hacer cumplir la constitución y la han traicionado. Quienes hoy se rinden complacientes por miedo y ambición, pagarán los dividendos del naufragio que viene”. En una tercera posdata, establece: “la memoria e inteligencia colectivas de los potosinos, no olvidan ni olvidarán lo que ahora atestiguamos un San Luis con vergüenza. El silencio también suele ser complicidad”.

Antes de dar lectura a la carta póstuma de su esposo, Concepción Guadalupe Nava compartió breves pasajes de su vida juntos y en la política. Agradeció a los priistas el homenaje. Destacó que al ex gobernador no le gustaban los discursos ni las despedidas. Dijo que Horacio Sánchez fue el primer priista de verdad que conoció, sospechoso en un principio para su familia, como seguro fue al revés para los priistas años después. “Yo de 17 años y la historia que me presidía, orgullosa de mi familia. Sánchez había terminado la carrera de derecho, con su propia historia familiar. Un padre revolucionario, con disciplina, lealtad a su país y honradez. Nuestras conversaciones eran de cómo prepararnos para cambiar la injusticia social del mundo, o cuando menos de nuestro pequeño mundo, al final de cuentas éramos jóvenes y por tanto soberbios”.

Precisó que ya juntos, una beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, les permitió estudiar en otros países. Contó que viajaron un poco por el mundo, como mochileros, observaron y cuestionaron todo. Horacio Sánchez Unzueta organizó con los compañeros latinoamericanos, una huelga de hambre, ante los ojos azorados de las autoridades del Instituto Holandés, donde estudiaron el último año. Lo describió como un gran conocedor de la historia de México, de la que escudriñaba sus personajes y analizaba los movimientos sociales. Dijo que pasó por la academia, pero el llamado del servicio público lo conquistó para siempre. Fue en el PRI donde encontró su camino. “Transitó toda su vida en el mismo partido político, sin traicionarlo nunca, pero si lo cuestionó. No solo se preocupó por las elecciones y el trabajo interno del estado, también reflexionó sobre los derroteros del país y analizó las necesidades del estado-nación”. Nava Calvillo dio lectura a un artículo que Sánchez, como gobernador, publicó en el periódico Reforma en 1977 al que tituló, La obra del priismo real”. 

Destacó que fue amigo del ex candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, que lo apoyó para ser dirigente estatal del PRI y después candidato a gobernador. Afirmó que no dudó nuca en renunciar al puesto público que tuviera, cuando lo consideró indigno. Como gobernador, sabía lo que quería hacer y se rodeó de compañeros de trabajo, que creyeron, ejercer el cargo, era un privilegio, un trabajo solo para servir a las necesidades y las mejores causas de las personas.

“Como lo comentó mi hijo Manuel, Horacio Sánchez fue incorruptible, no solo en cuestión de dinero, en la defensa de sus ideales. Mis hijos y yo somos herederos y víctimas orgullosos, como lo soy de mis padres”.  Dijo que el ex gobernador, dejó temas pendientes por realizar, como escribir su testimonio sobre el caso del tiradero de desechos tóxicos de Metalclad en el municipio de Guadalcázar, su deseo de regresar a la universidad y haber discutido con jóvenes, el derrotero del estado y el país, pero sobre todo, con los deseos de aportar a las luchas políticas pendientes, las de hoy”. Dijo que desencantado y preocupado, meses antes de su muerte, escribió para ser publicada, la carta que leyó.    

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Carreras, ahogado por facciones internas y el feroz protagonismo de Gallardo Juárez

Lo más sobresaliente del primer año de gestiones del gobernador Juan Manuel Carreras López fue garantizarle impunidad a su predecesor y mecenas, el galeno de bajísimo perfil, Fernando Toranzo Fernández. Cuando asumió el mando estableció que no iba a ser cómplice de corruptelas e impunidades. Fue lo que concretó para sepultar los incontables latrocinios de su todavía jefe, que lo hizo secretario del ramo educativo y lo puso en la contienda interna del PRI para ser ungido por el dedazo del presidente Enrique Peña Nieto. Sólo por su currículo académico, doctor en derecho, Carreras superó a los demás contendientes, pero era el más pusilánime. Al cobijo de la estructura económica y política que el garantizó su impulsor, dejó en el camino al bronco dirigente de la Confederación Nacional de Transportistas de México, Elías Dip Ramé. Al irascible magnate Juan Carlos Valladares. Al ex senador José Ramón Martell. Al ex diputado federal y actual cónsul en el condado de San Bernardino, California, Salomón Rosas, entre otros.

No existe una calle, un puente, una carretera, que se adjudique al desempeño de Carreras, que comparte el mando con infinidad de grupos políticos que le patrocinaron la campaña. Tiene de asfixiante contrapeso al dueño de los diarios Pulso y San Luis Hoy, Pablo Valladares, que le impuso como secretario de gobierno al ex director del periódico La Razón, Alejandro Leal Tobías, al que le atribuyen tener el control absoluto de las riendas. Lo que le permite hacer también varios negocios con el presupuesto. Gracias a sus influencias, su hermano, el contratista Guillermo Leal Tobías, acapara obras en diversos sectores. Otro impulsor secreto de Carreras, que también gira órdenes, es el maximato Horacio Sánchez Unzueta, que mantuvo como directora del consejo tutelar de menores a su esposa, Concepción Guadalupe Nava Calvillo. El ex mandatario de cuatro años es inamovible como encargado de regenerar el centro histórico, donde sólo ha generado estropicios con trabajos de dudosa calidad, caros y tardados.

Por su impericia, causó el cierre de decenas de comercios. Tampoco rinde cuentas claras de las cantidades millonarias que maneja. Además de Toranzo, se ha ventilado que también ejerce una gran influencia sobre Carreras el diputado federal Cándido Ochoa Rojas, al que al menos le debe no haberlo vetado. Se le ubica como el verdadero manejador del congreso local y poder judicial. Tapizó las dependencias estatales de incondicionales. A Ochoa lo llaman además el poder tras bambalinas. A Carreras lo limita el llamado Grupo Tamaulipas, esparcido en todo el gabinete. Antes se ubicó como cabecilla al ex director del centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, César García Coronado, que colocó sin ambages como titular de la Comisión Estatal del Agua a Jesús Alfonso Medina Salazar. Hizo secretario de agricultura a Manuel Alejandro Cambeses Ballina y delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación al huasteco Gastón Santos Ward. Se especula que García coló al secretario de turismo, Arturo Esper Sulaimán, que también podría deberle el cargo a Sánchez Unzueta, que controla al director de los parques Tangamanga, Antonio Esper Bujaidar, padre del funcionario. En la legión extranjera destaca el oficial mayor, Elías Pecina Rodríguez, que opaca a su jefe con sus férreas decisiones. Se dice que lo controla por su habilidad discursiva como ministro protestante. En la misma tesitura se ubica al secretario de seguridad, el rebelde ex general Arturo Gutiérrez García y Alejandro Leal, entre más.

En forma prematura se ha establecido que Carreras es una copia fiel de Toranzo, lo que augura para los potosinos otro sexenio perdido. Pero todavía el cirujano lo supera, ya que por su conducta bipolar, explosiva e intestinal, se sacudió la tutela de Sánchez Unzueta, al correr del gabinete al que fuera su jefe de asesores, Juan José Rodríguez. Al consejero jurídico, Leonel Serrato Sánchez y al mismo cuñado de su mentor, el ex secretario de la Seduvop, Luis Alfonso Nava Calvillo. Parece que el fatalismo se ensañó con Carreras, que tiene al frente del ayuntamiento de la capital al polémico y exhibicionista alcalde del PRD, Ricardo Gallardo Juárez, quien desde el inicio del trienio apareció todos los días en las primeras planas de los diarios. Enemigo de la crítica, derrochador, prepotente, el edil se ha dedicado a hacer negocios con el erario. No licita las obras, las entrega a un grupo de prestanombres a los que cobra un elevado diezmo y las ejecuta con pésima calidad.

Gallardo se imagina intocable porque se coludió con el PRI para sacar a flote a Carreras. A través de un mega fraude en contra de la panista Sonia Mendoza, se estima que aportó más de 200 mil votos para evitar la inminente alternancia. Lo que valió también para lograr la libertad de su hijo Ricardo Gallardo Cardona, acusado de malversar 200 millones de pesos y tener presuntos vínculos con la delincuencia organizada. Con el empuje de sus protectores locales Sánchez Unzueta, Toranzo y Cándido Ochoa, Gallardo se volvió un fenómeno político que le permitió ganar los dos municipios más grandes de la entidad, varias curules locales y federales, que lo proyectan como el único y verdadero gobernador de San Luis. Aprovecha el perfil timorato de su vecino, al que tiene con un pie en el cuello. Lo utilizó de ornato cuando inauguró la llamada Feria Nacional de la Enchilada de Soledad y en el arranque del Festival de la Cantera, que desplazó al que antes hacían cada año los anteriores mandatarios. Pulverizado, Carreras ha optado por la penumbra. Se esconde de sus votantes en otros municipios, donde aparece como invitado de honor para inaugurar menguadas ferias regionales. Otro de sus aportes intrascendentes.

Ricardo Gallardo se ha convertido en un auténtico fenómeno político. Hizo factible la utopía de que el PRD ganara la capital, considerada un bastión exclusivo del PAN y PRD. Convirtió en añicos las predicciones de que su fracaso político era seguro, ya que Soledad no era San Luis. Al contrario, su capacidad corruptora le ha permitido establecer nuevas y sólidas alianzas con los barones del dinero, donde figura el boyante contratista Carlos López Medina, al que permite explotar el negocio del agua en sus fraccionamientos exclusivos, como una autoridad paralela. Antes se estilaba que los gobernadores pisoteaban al munícipe que tenían al frente. Lo hizo Marcelo de los Santos con Octavio Pedroza, al que provocó el llanto en público y lo obligó a volver a entregar unas motocicletas a los agentes viales. Toranzo desató una cacería brutal, ominosa, en contra de Victoria Labastida, que por patrocinar con fondos públicos la campaña presidencial de Peña Nieto, fue destapada candidata a senadora. Si ganaba, iba a poner en crisis los planes transexenales de Sánchez Unzueta. Carreras y Gallardo serían ahora parte del anecdotario. El controvertido alcalde salió a flote, no obstante tener en contra la dirigencia nacional de su partido, que lo acusó de ser el Abarca de la entidad. También superó a los demás partidos en las oscuras y denigrantes tareas del populismo. Y dará más sorpresas si busca relevar a Carreras por la vía independiente o adquiere la franquicia del Movimiento de Regeneración Nacional para hacer proselitismo en el 2018, vestido de demócrata, al lado del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.