La maestra de baile folclórico Cinthia Paola Castro Rodríguez despareció el pasado 4 de octubre cuando esperaba el camión en las calles de Constitución, esquina con Salvador Nava. Su caso desnudó por completo la ineficacia y torpeza de las autoridades locales para resolver un delito semejante a otros que se han acumulado en los últimos meses. En lugar de buscarla, de mostrar pruebas contundentes de los avances, lo responsables minimizan y desdeñan testimonios que podrían ayudar a encontrar a la profesora.
El padre de la víctima, Gustavo Castro Flores, cuenta que su hija era una persona entregada al trabajo. En el 2016 tenía el propósito de terminar su tesis para graduarse en la escuela estatal de danza. Después especializarse en nuevas técnicas y aplicarlas en niños con problemas psicomotrices, su gran dilema. Para obtener más conocimientos trabajaba en gimnasios donde impartía clases de zumba que le ayudaran a solventar los gastos educativos.
El día que la instructora se perdió, acudió como cada martes a las 8 de la mañana a impartir clases en la asociación Abres mi Lus, donde se atiende a personas con problemas de sordera y ceguera. Salió cerca de las 2 de la tarde para dirigirse a dar la asignatura de ballet en la calle Progreso. Enseguida se dirigió a impartir otra materia de zumba en Rutilo Torres. Concluyó con sus instrucciones de pilates a personas adultas en la colonia El Paseo. Su rutina acabó alrededor de las 8 de la noche. La encargada del lugar, Margarita, le ofreció llevarla a la parada del camión.
En el lapso, Castro se comunicó con su madre, la señora María de Jesús Rodríguez, para decirle que iba en camino. Le dijo que estaba por Soriana, El Paseo. Llegó a su destino y volvió a charlar con su progenitora por última vez a las 8:57 de la noche vía whatsapp. Acordaron que la iría a esperar a la bajada del camión a las 9:30, por más lento que fuera. Al mirar que pasaba una y otra unidad y que su hija no llegaba, le entró la angustia. Con otro hijo, la buscaron sobre Constitución. El esposo de la danzante, Juan José Martínez, preguntó a locatarios de la zona si habían notado alguna anomalía.
El padre de la víctima supo que no llegaba cerca de las 10:30 de la noche, por lo que se salió de su trabajo para unirse a la búsqueda. Destacó que el whtasapp de su hija se desactivó alrededor de las 9:08, pues los mensajes ya no llegaron a su destino. Las llamadas al celular las mandaba directas a buzón. Cercanas las 12 horas, se dirigió a un módulo de vigilancia ubicado en la calle Simón Díaz. Los agentes le dicen que siga las pesquisas o la reporte al 066. Se enojó por su conducta al negarle ayuda. “No me hicieron caso. Relataron que deben transcurrir 48 horas para actuar y dar como desaparecida a una persona”. Entonces decide llamar al 066 donde lo tratan con desdén.
Gustavo Castro resaltó que mientras su hija espera el camión, tiene al frente una patrulla de la policía, que acudió a un llamado de los vecinos por un problema familiar. Pero el reporte y número de la unidad no existe, no hay evidencia, aunque fueron testigos presenciales de los hechos. Sin embargo, en un video de la procuraduría se constató que en efecto, una patrulla estuvo presente. La familia buscó a la víctima en hospitales, Cruz Roja y con las autoridades, pero no encontraron rastro alguno. El papá expone que a 50 metros de la parada del camión, donde se especula despareció la maestra, se encuentra una cámara del C3 que rota constante, por lo que es difícil ver lo que pasó. En las cámaras de algunos negocios de la plaza Constitución, se observa de manera tenue una figura que podría ser Paola Castro al descender del carro que la llevó a la parada. Es la única evidencia lograda con la ayuda de la señora Margarita, que la llevó hasta el sitio.
Castro negó que su hija tuviera algún conflicto con alguien. Siempre fue muy tranquila. Su única pasión fue la música. Tal vez por falta de malicia, no debió confiar mucho en las personas. Otra de sus ocupaciones era estar con su hija de dos años a la que le preocupaba festejar sus onomásticos. Si planeaba huir, no hace planes a futuro, menos a corto tiempo. Expuso que el procurador Garza Herrera los ha recibido dos veces. Les habló sobre el avance de las investigaciones, que no llegan a nada. Ordenó que se integraran dos agentes más al equipo de búsqueda. Le dijeron que tienen una línea de estudio cercana, pero no los informan para no entorpecer las pesquisas. “Ahorita por lo pronto estamos en cero, con la ausencia de una persona muy querida para nosotros”.
Los familiares de otras desaparecidas aprovecharon la comparecencia de Garza en el congreso para exigirle resultados. También censuraron la apatía de los diputados. “Viven en un burbuja, dónde nadie los lastima. No tienen sensibilidad, cuando a un lado hay personas que sufren, imploran, lloran. Muy tranquilos se dedican a tomar café y comer galletitas. No captan el dolor de la ciudadanía a la que deben servir. Se olvidan que son padres». Solicitó difundan la imagen de su hija.
El testimonio que las autoridades desdeñan
La directora de la escuela Abres mi Lus, María de Lourdes Ruiz Pichardo, denunció que las autoridades no investigan a fondo para encontrar a Paola Castro. Señala que la conocía demasiado, ya que era maestra de un grupo al que enseñaba baile. La describe alegre, entregada al trabajo con los niños.
Relató que semanas antes de que desapareciera su actuar cambió de manera drástica. Expuso que el 20 de septiembre laboró normal, pero del 21 al 26 sufrió un asalto donde le quitaron el celular. El martes 4 que se perdió, se desempeñó introvertida. Incluso no respondió a la broma de un padre de familia. En una charla que tuvieron, le comentó que debía cerrar el face, debido al robo.
Tras la plática, cobró su último sueldo de 850 pesos y se retiró. Distraída, olvidó la botella de agua. La directora enfatiza que según la madre de la víctima, el facebook de la maestra de baile fue cerrado el 5 de octubre, un día después de que se perdió. La familia no supo del asalto hasta después que ya no la vieron. Ruiz Pichardo comenta que solicitó a las autoridades abrir la página electrónica de la instructora, donde podría haber una pista que ayude a encontrarla.
Pero le contestaron que no se podía hacer nada, ya que es imposible acceder a la cuenta. Pichardo exigió contratar un especialista, un ingeniero en sistemas, para que haga la tarea. “Haremos una colecta para pargarlo. Pero por favor, háganlo. Podría haber algo que nos ayude. ¿Cómo es posible que lo cierren el 5 de octubre, cuando desaparece el 4.” Insiste con voz cortada la directora del plantel.