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UN FRACASO LLAMADO FERNANDO TORANZO

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Fernando Toranzo asumió el poder con la falsa imagen de ser un médico humanista, de pueblo, para imitar al líder histórico, Salvador Nava Martínez. Conmovido, hasta expeler lágrimas, se dijo hermano de los indígenas de la huasteca, a los que abandonó en sus ancestrales carencias y sufrimientos, alardeó de su honestidad a ultranza, la que no pudo respaldar cuando usó el erario para el despilfarro y los ofensivos negocios de sus familiares. Dilapidó, especuló y perdió fondos millonarios de las pensiones de los trabajadores. Entregó la seguridad pública a sicarios que masacraron a potosinos indefensos. Sin liderazgo, apático, irresponsable, optó irse de pesca en su nuevo yate.

Abandonó sus tareas primarias y desmanteló su gabinete cada instante que se alteraba su bipolar conducta. En lugar de practicar la doctrina de Hipócrates, que juró defender, fue denunciado de privatizar los menguados servicios del hospital central. No le importaron las decenas de muertes por influenza, que se pudieron evitar si enarbola una campaña eficiente y oportuna de vacunas. En su desastroso mandato, generó la burla colectiva de que hubo otros gobernadores paralelos. El fallido galeno será recordado por no haber realizado alguna obra trascendente para beneficio de los potosinos.

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¿Y?

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Autores: Oralia Guzmán, Elida Mendoza y Juan Pablo Moreno

PRELUDIO

El ¿Y? es una pregunta a otra pregunta. La petulante negativa a informar a los subordinados. Ano rendir cuentas. Es ya el axioma de un modelo autoritario de gobierno, enemigo de la crítica. Es un aviso que asfixia, para no indagar, cómo se abordan y resuelven los asuntos de la comunidad. Es la semántica abreviada que inhibe, cercena el diálogo, el derecho a preguntar y saber. Es un comportamiento arbitrario que entierra al otro. Lo pulveriza y desaparece. Es un asomo al fascismo.

El ¿Y? fue la actitud retadora que asumió Marcelo de los Santos, cuando le dijeron que la policía golpeaba a opositores a la minera San Xavier, en el contexto del primer informe de actividades. El ¿Y? vino cuando revolvió la figura política con cuestiones religiosas, al acudir a un aniversario de la diócesis potosina. El ¿Y? fue la intestinal reacción al reclamo de los costosos e inútiles viajes a Europa, acompañado de un obeso séquito. El ¿Y? fue el descaro asumido, al ser descubierto, de pagar con la nómina estatal, a domésticos particulares.

Casi a la mitad del camino, Jesús Marcelo de los Santos ha delineado, nítido, los perfiles de su mandato: el derroche a ultranza y la prepotencia. Ni siquiera ha presumido que arribó al poder con la aureola de opositor, ya que es beneficiario de oscuras maniobras, instrumentadas por los grupos hegemónicos. Y en la práctica cotidiana, encarna los peores vicios, que se creyeron extintos.

Editado por la serie, Libros de La Noticia, en la tercera obra, se analiza el dispendio irracional, de un personaje índole en el manejo de las finanzas, en una entidad sumida en la pobreza. Marcelo de los Santos, desfasado, sin freno alguno, dilapida el patrimonio colectivo, como si fuera jeque petrolero, mandante europeo, importado para el altiplano guachichil.

Por su lacerante actualidad, se retoma el fraude carretero y el caso de los fallidos invernaderos de Santa Rita, donde se confirman los nexos políticos y económicos, que guarda Marcelo de los Santos con su predecesor Fernando Silva Nieto, al que efectivo, lo hizo impune, ajeno a los incesantes reclamos de justicia.

Y aunque el soberbio ejecutivo se presume autónomo, en al penumbra y en la luz, se constata su dependencia umbilical con el jefe político de San Luis, Horacio Sánchez Unzueta, que lo vigila y acota con cientos de espías, disfrazados de colaboradores en el gabinete, donde son mayoría.

No obstante que los números son la especialidad de Marcelo de los Santos, ha resultado un pésimo administrador, que trastoca las cuentas y se muestra insensible a las prudentes voces que lo conminan a no incrementar los débitos y apegarse a la ley de transparencia. También se ofrece el retrato de un mandatario de extrema derecha, inmune a los cuestionamientos colectivos, enemigo del sindicalismo independiente. El velo se corre y aparece el rostro oxidado de un auténtico baluarte del viejo régimen, salido de las entrañas del PRI.

Hacer negocios, parece ser la divisa de Marcelo de los Santos, lo que lo convierte en uno más, en la convulsiva historia de la política local. Y como Carlos Jonguitud Barrios, Leopoldino Ortiz Santos o Fernando Silva Nieto, tiene de principales aliados a sus familiares. Un capitulo pendiente, que debe ser contado con máxima objetividad a los potosinos, es la historia de Marcelo de los Santos Anaya, traficante de influencias, metido de lleno al deporte profesional, la especulación del suelo urbano y los carros “chocolates”.

Una característica sui generis reviste de oscuro demócrata a Jesús Marcelo de los Santos Fraga: salpica hacia arriba, abajo y todos lados. Sus principales funcionarios, al final del sexenio, podrán engrosar las reducidas filas de los nuevos ricos en San Luis Potosí. Pero se trata también de otra crónica que habrán de esperar los sufridos lectores de La Noticia. Por lo pronto, para su completo beneplácito, les contamos, sin ambages, los entretelones de una tragedia local, donde el anti héroe trasciende al revés, en una buhardilla perdida en el tiempo y espacio.

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FERNANDO SILVA NIETO O EL SEXENIO PERDIDO

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PREFACIO

En su desdibujada campaña de candidato a gobernador por el suspicaz Partido Conciencia Popular, uno de los mayores aciertos de Gonzalo Andrade Reyes, fue calificar a Fernando Silva Nieto, como el más corrupto de todos los tiempos.

Quizá resulte difícil un símil histórico con el sátrapa Gonzalo N. Santos, que además de homicida confeso, a través de sus memorias, tuvo el temple indispensable para ceder el manejo financiero de la capital a la burguesía potosina y la huasteca convertirla en su bastón absoluto.

En su época de oro, Carlos Jonguitud Barrios manejo a su antojo, las cuotas del magisterio nacional. En San Luis, fue el ejemplo más contundente del despotismo, aunando al saqueo sin limite, vía su impune yerno, Eibar Castilla Sosa.

No se quedó atrás Leopoldino Ortiz Santos, que combinó su acentuada frivolidad con un apetito insaciable para derrochar el erario. A sus colaboraciones preferidos, les llenó los bolsillos de dinero, que venía de los contratos de obras más sustanciales. A los amigos y familiares, les colmó de beneficios.

En el contexto de la sucia competencia, agravios e ilícitos, Andrade puso en la cima a Fernando Silva Nieto, que no obstante comprar a la mayoría de la prensa local, le fue imposible impedir se conocieran sus constantes atropellos.

La fábula que pudo pintar a un Silva Nieto inocuo, manipulado por su tutor, Horacio Sánchez Unzueta, que le impuso el gabinete, contrastó con la figura de un ejecutivo sin escrúpulos para hacer negocios personales con el dinero del pueblo, siempre apoyado por sus sobrinos, Rafael Eduardo y Francisco Xavier Silva Melgarejo, igual de perniciosos.

Silva Nieto tranzó sin buscarlo, un paralelismo con el interino y fallido reeleccionista, Gonzalo Martínez Corbalá, que ocultó sus despliegues en la poderosa constructora, Ingenieros Civiles Asociados, cuya sede está en el Distrito Federal. Por medio de amañado concurso, le cedió el distribuidor vial Benito Juárez, que costó más de 40 millones de pesos. Fernando Silva se coludió con la Compañía Contratista Nacional, ajena al ámbito local.

En un tramo de su mandato, Silva Nieto actuó sin piedad contra su propia legión extranjera, a la que desarticulo cuando pudo convertirse en un fugaz contrapeso. El astuto secretario de gobierno, Juan José Rodríguez Medina, que le arrebató el poder por poco tiempo, pereció cuando trato de repetir la formula de su jefe, al meterse al ámbito de los fáciles y seguros negocios.

Si Horacio Sánchez tuvo las riendas de la política y Silva Nieto el manejo del dinero, al final, juntos conspiraron para destruir el PRI y entregar la gubernatura al amigable panista Marcelo de los Santos, con el compromiso capital de mantener a salvo a su antecesor.

Pero el futuro de Fernando Silva Nieto puede complicarse en extremo, si sus adversarios políticos, los diputados locales, Juan Ramiro Robledo y Eduardo Martínez Benavente, logran acuerdos internos en el congreso, para hurgar los renglones donde obtuvo pingues ganancias, junto con la élite burocrática.

En las primeras sesiones, la bancada del PRI, que comanda Manuel Medellín, perdió posiciones claves, como la gran comisión, oficial mayor, contador de hacienda y la cartera de vigilancia, lo que abonó la posibilidad de socavar rápido la endeble figura de Fernando Silva Nieto, que habló de auto exiliarse a Inglaterra donde ampliará su perfil académico.

En el trayecto del saqueo sin límite, Silva Nieto afinó un estilo de evadir cualquier cuestionamiento sobre los temas torales. Con una sonrisa de oreja a oreja, parsimonioso o a veces con un inocultable fastidio, hábil se salía  por la tangente. “Es un tema del que ya hablé demasiado y no volveré a tocar. No insistan por favor.” Y nadie lo hizo cambiar.

La fortuna del controvertido Fernando Silva Nieto puede cambiar, según sus propias versiones. Ya adelantó que existe un complot para afectarlo, cuando terminen sus gestiones. Lo cierto es que apenas empieza a vivir el costo del desprestigio, que renuente, se niega a pagar.

El libro Fernando Silva Nieto o el sexenio perdido, es la suma de artilugios que airoso, sin trabas, sin conflictos de conciencia, desplegó el cínico ejecutivo en beneficio propio, a costa de la comunidad. Si para Gonzalo Andrade, Silva Nieto es el más deshonesto de todos los gobernadores que han tenido San Luis Potosí hasta la fecha, el castigo debe ser también una regla de excepción.

 

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EL PAN EN SAN LUIS

 

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Por: Oralia Guzmán , Juan Pablo Moreno

Prólogo

El PAN en San Luis es un ente envuelto en contradicciones internas y externas. Como nunca antes en su historia local, llegó tan cerca de ganar la gubernatura. El pragmatismo, las oscuras negaciones, el empuje paradójico de siempre, pusieron en la antesala de la victoria a Alejandro Zapata Perogordo y Marcelo de los Santos Fraga.

El PAN enfrenta también un fenómeno sui generis: la influencia del maximato, Horacio Sánchez Unzueta, con un férreo control del PRI y el PRD. Y ante las múltiples evidencias, con tentáculos en el PAN, a través de sus alfiles, Marcelo de los Santos y el delegado de la secretaria de desarrollo social, Ramón Zamanillo Pérez.

Aunque para muchos resulta increíble, los más de 60 años de lucha regional, ubicaron al PAN en la encrucijada de llevar a cabo una lucha intestinal, definitiva, entre sus presuntos correligionarios.

No obstante que las corrientes internas mas fuertes empujaron a Marcelo de los Santos desde 1997, en la coyuntura, los atrapó el corto utilitarismo. A destiempo, critican su falta de militancia. Quizá por eso, Alejandro Zapata y Francisco Xavier Salazar, insisten en regresar a la fuente de la doctrina y los principios partidistas

La contienda interna de noviembre, seria el escenario real donde el supuesto panismo ortodoxo, daría la pelea decisoria para sacudirse un yugo ajeno, ya enraizado en sus estructuras. Al zafarse de la tutela del caudillo Salvador Nava Martínez en 1991, los panistas dieron muestras de su capacidad negociadora autónoma.

El segundo acertijo pinto complejo, por sus imperceptible influencia. Al coaligarse para enfrentar a un enemigo común, los estrategas del PAN, expertos en maniobras y artimañas electorales, medirán fuerza ante un adversario que se multiplica disperso. Con la misma capacidad de alquimista, ávido de pisar consecutivo, 16 años en el poder. En el 2003, además de la gubernatura, los panistas se juegan la vergüenza, el decoro, de no ser humillados y burlados en su propio terreno.

El libro El Pan en San Luis, no es un pretexto para denostar. Tampoco pretende ser una memoria académica. Es un reportaje de perfil, de un amplio espectro que muestra los altibajos de la presunta oposición política. Cada línea tiene como sustento, la objetividad. Se apega a los hechos, sin ideología.

Es quizás el libro que se nutre de una modesta tesis filosófica, antropológica: dejar un mínimo de conocimiento. Informar en el sentido de aportar un dato nuevo al lector ideal.

 

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LOS CANDIDATOS DEL 97

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PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN

 El gran motivo que impulsó revivir el libro “Los candidatos del 97”, fue mantener vigente la memoria periodística, salvar el dato que resulta vital.

Y como la historia de San Luis parece que camina al revés, por decisión de sus gobernantes, es también oportuno no dejar de lado las biografías de los hombres del poder, en su mayoría, los mismos, con la mínima variante de haber dado el bandazo a un partido político antes ajeno, adverso.

En el inmediato panorama, se antoja desalentador, trágico, el futuro de la colectividad, sin alternativas de escape, ante lo repetitivo de los nombres de las inminentes autoridades, siempre latentes, que no muestran siquiera, la mínima fatiga para goza a plenitud del erario.

Otra de las razones para sacar de nuevo este libro, fue mejorar, aunque sea en menor grado, la modesta primera edición. Por lo que tal vez, muy pocos aun la conserven por casualidad.

Además de salvar algún error tipográfico, incluso de sintaxis, se añaden las fotografías de los que entonces buscaron con y sin éxito, gobernar a los potosinos. También se aspira a que ahora si, el libro cumpla su objetivo inmanente de ser leído y quizá desdeñado.