Antes los hombres del presidente Andrés Manuel López Obrador en San Luis y piezas fundamentales para hacer ganar la gubernatura a Ricardo Gallardo Cardona, ahora, por sus constantes yerros y protagonismo excesivo, el dueto integrado por Gabino Morales y Leonel Serrato, quedó rebasado, obsoleto. Se han convertido en un volátil estorbo que busca empañar el arribo del nuevo mando que encabeza el delegado de la secretaría del bienestar, Guillermo Morales, brazo derecho de la candidata a senadora, Rita Ozalia Rodríguez. Tienen como meta inmediata, evitar que Gallardo se apodere del partido, como hace tres años. Contrario a sus otrora aliados, Morales se comporta estoico ante los constantes ataques del mandatario, que pretende tratarlo con la punta del pie, como hizo con el binomio caído en desgracia, que aspira a toda costa subsistir. Serrato, con la cabeza gacha, optó regresar a sus labores de fedatario. Morales es una caricatura. Lo ubicaron en el lugar trece de aspirantes a diputados federales plurinominales por la segunda circunscripción de San Luis. En las visitas de la candidata presidencial a la entidad, Claudia Sheinbaum, lo ignoran de manera olímpica. Lo echan atrás de la avanzada. Sus “aliados� del Verde Ecologista, le sacan la vuelta cuando se lo topan de frente.

En sus afanes de venganza, mueven a un reducido grupo de incondicionales, a las que se les venció el contrato en la dependencia federal, para denostar al nuevo funcionario, al que acusan de haberlos traicionado. En otro craso error ideológico y de táctica, se han sumado de manera abierta y retadora a la campaña de la candidata a la alcaldía por el Verde Ecologista, Sonia Mendoza. El relevo del dúo, tiene la encomienda de ganar la senaduría para Rita Ozalia Rodríguez, a la que Gallardo busca enterrar en los próximos comicios. Pero el reto capital es derrotar a la bestia en su madriguera, darle el golpe mortal que lo aniquile. Morales planea ganar la alcaldía de Soledad con el enjundioso candidato, Juan Carlos Velázquez, en el que habrá de concentrar todo su empeño. Si lo logra, terminará con un cacicazgo de 18 años. Sus colaboradores cercanos dicen que será el festejo mayúsculo de la democracia.

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