Tal vez como una reminiscencia del fraude de estado que le aplicó el ominoso dueto integrado por Ricardo Gallardo Cardona y Ricardo Gallardo Juárez, la candidata a la alcaldía de la capital, Sonia Mendoza Díaz, solicitó la cuidan durante la campaña proselitista, al menos dos agentes. Denunció que ha recibido ataques en las redes sociales por haber nacido en Matehuala y tejer una amplia trayectoria en el PAN, al que renunció hace dos años. El único cuestionamiento que ha recibido y se publicitó de manera abierta, fue el del notario uno, Eduardo Martínez Benavente, quien la acusó de haberse llevado de un juzgado, el depósito de unas fianzas, cuando fue síndica, lo que nunca aclaró.

En la etapa que compitió por la gubernatura, correligionarios hombres, cercanos a su acérrimo enemigo, Octavio Pedroza, coludidos con el ex gobernador Juan Manuel Carreras, filtraron un video donde aparece semidesnuda, alcoholizada y hace destrozos a las casas de sus suegros, por diferencias con su extinta pareja, Genaro López Tristán, conocido como “El Mariachi�. Una tesis suelta es que Mendoza podría temer de una encubierta represalia de Gallardo Cardona, por destronar a su entrañable marioneta, Gilberto Hernández Villafuerte y colarse como la preferida del dueño de la franquicia a nivel nacional del Verde, Manuel Velasco. Ninguno de los contrincantes de la doctora en administración pública tiene el perfil para causarle un daño físico de manera abierta y pública. Otro que también carga el miedo por todas partes es su presunto promotor, Gallardo. A diferencia de López Obrador, que alardea, lo cuida el pueblo, el contratista número uno de San Luis se mueve en lujosas camionetas blindadas que soportan un bazucaso. Lo sigue una veintena de guaruras, armados hasta los dientes. ¿Si es popular y querido por los ciudadanos, por qué exagera la vigilancia en su entorno?

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