Roberto Ortega Badillo: ambientalista, experto en judo, daño moral, defensor de los indígenas, practicante de las tesis masónicas
5 abril, 20233:15 amAutor: Paola Moreno GuzmánCapital Destacada Noticias
El defensor del medio ambiente, Roberto Francisco Ortega Badillo, es también un hombre polifacético. Plantea que cada fraccionamiento, debe contar con una planta tratadora de aguas residuales. Ha depurado una técnica que le permite hacerlas en espacios de un metro cuadrado. Hizo la primera gran obra en el parque Tangamanga uno, que permite regar 200 hectáreas. Pero tiene capacidad para incrementar sus alcances. Es más grande de las que tiene la ciudad árabe de Dubai. Sin ser litigante, es un experto perito en daño moral, donde ha logrado indemnizaciones justas para las víctimas de accidentes laborales. Fue reconocido por sus aportes humanísticos a las comunidades indígenas, a dónde ha llevado sus conocimientos para mejorar las condiciones materiales de subsistencia. Es un experto en judo, lo que le ayudó a entender la filosofía de la vida. Practica en lo cotidiano, la doctrina de ayudar para avanzar en todos los ámbitos de la existencia. Es un defensor de las tesis masónicas, que le ayudan a convivir y aprender del prójimo. Experto en desarrollo urbano, plantea que en la comunidad de San Juan de Guadalupe, se pueden ejecutar grandes avenidas, rodeadas de complejos habitacionales. Para lograr una ciudad sustentable, se debe cuidar el ambiente, lo social y económico.
Ortega Badillo, al salir de la escuela de ingeniería, se fue al Estado de México, a realizar el servicio social, donde luego fue residente y superintendente. En Temuaya le tocó instalar el sistema de agua potable, el atrio de la iglesia, las escuelas, fachadas y plaza principal. La alcaldía se hizo nueva. Tenían algunos departamentos que usaban de cárceles o asuntos administrativos. Conoció al titular de los Servicios Coordinados de Salud Pública, Mario Olivera, en el examen profesional de un auxiliar de residente. “Yo quería ser estructurista, levantar edificios, pero el primer trabajo que uno desarrolla, es agua, drenaje, saneamientos, mercados. Le que también me interesaba era la ingeniería sanitaria, para mejorar la calidad de vida de la gente. Empezar con los indígenas, ya que muchos emigran a las ciudades y traen todo tipo de enfermedades. Pero además, mucha cultura, que no se ha sabido aprovechar. Aunque hay personas que se dedican al estudio social, falta el respaldo de la ingeniería sanitaria, para atender los servicios básicos, hacerles sus plantas de tratamiento”.
“Hice la maestría como ingeniero ambiental en la Universidad Autónoma de Monterrey en 1977. Me regreso a San Luis donde me titulé con un programa para remodelar pueblos, con el programa Henry, que en 1956, estableció cuatro variables muy importantes, lo administrativo, la planeación, organizativo, ejecución y control. Me asesoró la tesis el maestro Guillermo González Escamilla. Luego me incorpora a la universidad, donde estaba de coordinador Leopoldo Stevens. Laboré en 20 municipios de la huasteca, en condiciones pésimas de saneamiento. Algo aprendí de salud pública cuando miraba la dentadura de los autóctonos. González me llamó a su equipo de trabajo en obras públicas. Empezó a manejar un proyecto de plantas tratadoras de aguas residuales”.
“Pero antes fui delegado federal de la subsecretaria de mejoramiento del ambiente, de 1878 al 1985, en el periodo de Carlos Jonguitud Barrios, con tres programas muy importantes, el saneamiento del agua, lo atmosférico y el suelo, donde estudiamos cómo resolver el mal manejo de los desechos sólidos. Empezamos a estudiar el recolectado, transporte y medios usados. Antes eran camioncitos de redilas, en condiciones pésimas. Al principio, los tiraderos estaban detrás de la plaza de toros, lo que ahora es la colonia El Paseo. Le decíamos la Colonia del Hueso, por la cantidad de perros que había. En la colonia del Valle estuvo otro a
cielo abierto. Creían que el rio, en su crecida, iba a arrastrar la basura. Prevalecía el descuido en lo sanitario. Sobre todo en la salud pública. Se desarrolló el sector, donde muchas casas tienen cuarteaduras y polilla, ya que se plantaron sobre tiraderos, que sólo compactaron con una moto conformadora. Las cimentaciones fueron deficientes. Ahora como perito, descubrí que no hubo estudio sobre la mecánica de suelos. Con el tiempo notamos una falla sísmica, que se origina en El Paseo, pasa por Industrial Aviación, donde hay asentamientos diferenciales”.
“Con Jonguitud hicimos un programa de monitoreo muy interesante, en tres puntos de la ciudad. Las mayores concentraciones fueron en la Alameda. El director de tránsito era Efraín Álvarez Méndez, con el que nos coordinamos de forma eficaz. Nos dimos cuenta que los mayores contaminantes atmosféricos eran los vehículos, no las empresas. Ya tenía un tiempo la zona industrial. Me tocó sacar algunos negocios de la zona urbana, sobre todo en el corredor de Avenida de la Paz. Por Juan del Jarro estaba Apelsa y otras sobre la carretera 57, donde termina Manuel José Othón. En Manuel Muro también había tiraderos, pero ya pasaba la carretera y el drenaje era a cielo abierto. La ciudad ha tenido sus repuntes de pobladores. Entonces había como 200 mil habitantes, llegamos a crecer hasta 700 mil con la zona industrial. Ahora se habla de 850 mil. Con la llegada de la armadora de carros, BMW, se va a requerir más vivienda. Fue uno de los principales antecedentes que puse en mi tesis. Las grandes concentraciones de las zonas urbanas, provocarán serios problemas de contaminantes y salud pública. Lo que trae aunado aspectos insalubres, falta de casas y opciones educativas. La universidad ha ayudado al extenderse a Matehuala, Salinas, zona centro, Rioverde, Valles y Tamazunchale”.
“Aprovecho la invitación de González Escamilla, en el mandato del licenciado Leopoldino Ortiz Santos. El alcalde era Guillermo Medina de los Santos. Se les plantearon dos puntos de saneamiento, rellenos sanitarios y plantas de tratamientos. Se hicieron porque tuve la fortuna de asistir al primer congreso mundial de ingeniería y medio ambiente en Buenos Aires, Argentina, en 1981. Traje todo un proyecto para el manejo, recolectado y disposición final de los desechos sólidos. El periódico Heraldo me hizo una entrevista en el tiradero de la basura. Vimos que se podía hacer una planta, pero primero, el relleno sanitario, a no más de 15 kilómetros, para que no fuera costoso el transporte. La iniciativa se entregó al principio al edil Salvador Nava, pero se quedó guardado. Lo rescató Medina de los Santos. Pero hubo mayor interés en las 8 plantas de tratamiento de entonces. Logramos la primera en el parque Tangamanga uno, que tiene más de 400 hectárea. Fue diseñada para 20 litros por segundo. Se hizo con toda la técnica académica, científica, muestreos, para ver la calidad. Se realizaron en Niño Artillero y la diagonal”.
“Con 33 mil habitantes, el gasto era de 72 litros por segundo. Hicimos una de 120 litros por segundo, modular. Cada 40 litros son para tres módulos, todavía no se ocupan, hay espacio. Se utilizó un método de tratamiento de lodos activados, con arenas y aire. En el segundo sedimentado, se desinfecta el agua, ya que se utiliza para el riego. Según las necesidades, se terciaba. Se iba hacer donde está la plaza Citadella, en un triángulo de la Garita. Después, el director del parque, Jacinto Lárrga, determinó que fuera adentro, con una entrada independiente, ya que surgió un problema sindical con los trabajadores. Se buscó que no detuvieran los trabajos. Un proyecto sustentable se basa en tres pilares, lo económico. Los costos oscilaron en un millón 200 mil pesos. Ahora andan entre los 800 a 900 millones de pesos. Lo ambiental, el agua se destinó al riego. En lo social, no hubo mayor consulta más que las muestras tomadas. No hay muchas técnicas, va a depender del objetivo. El método convencional tiene dos opciones, el tratamiento químico y biológico, que se utiliza para aguas residuales domésticas. No se mezcla agua química, industrial, con sustancias tóxicas, radioactivas. Es sólo carga orgánica”.
“El mayor problema está en controlar los sólidos. Innovamos un sedimentador, donde el tiempo de retención es dos horas. A las 6, regamos con agua tratada. Es muy rápido el proceso. Ortiz Santos aporta los recursos, ya que Medina no le quiso entrar. Los manejos operativos los realizó el titular de la secretaría de desarrollo urbano y ecología, Guillermo Leal Tobías. Mi compromiso fue el diseño de la planta completa. En
lo mecánico, se invitó a una empresa de México, de ascendencia francesa, Degremont. El compromiso era que debía capacitar a 8 supervisores, lo que no me tocó cuando se realizó la planta del Tangamanga dos. Muy similar, ya que cambiaron la forma de sujetar o poner los aireadores. Tiene tratamiento primario y secundario. Si quisieran hacerla para uso doméstico, se tendría que hacer un tercer tratamiento a base de iones de plata o rayos ultravioleta”.
Roberto Ortega añadió que la ley de aguas del estado, establece que cada fraccionamiento debe contar con una planta tratadora de aguas residuales. Algunos complejos ubicados al sur de la ciudad, aprovecharon la pendiente para tirar sus descargas a cielo abierto, en lo que ahora es la avenida Chapultepec. La captaron hasta el río Españita y entraba al lago mayor del parque Tangamanga uno, lo que generó un problema álgido con los contratistas influyentes, que intimidan a la autoridad municipal. “Le hice a la secretaría de marina, una plantita de un metro cuadrado, para 6 gentes que andaban en las lanchas costeras. A Petróleos Mexicanos le construí plantas compactas. Eran contenedores de 6 metros por 3. El proceso incluye un conjunto de operaciones unitarias. Requiere un cárcamo de bombeo, sedimentador primario, un aireador para inyectar oxígeno, un sedimentador secundario, con retorno de lodos, que sirven de alimento a los micros organismos, que degradan la materia orgánica. La usan para regar sus propias áreas verdes y evitar un problema contaminante mayúsculo en la ciudad”.
“Todos tiran agua, pero llega el momento en que no se puede controlar el problema orgánico de los residuos. Si guardamos un balde, la parte alta del agua se clarifica. Abajo está la arena, sedimentos, materia orgánica. Es el principio del tratamiento, se depura. Si los lodos se meten a proceso de aireación, les inyectamos oxígeno”. Conocedor del medio oriente, Ortega plantea que la boyante Dubai apenas tiene plantas menores para 3.5 millones de habitantes. Empezaron a re circular el agua. En el parque de inversiones usan una de 130 litros por segundo. En la parte alta del Tangamanga hay una que trata 140 litros por segundo. En los tanques de sedimentación, hay sistemas que se agitan con el aire. El agua lleva residuos de jabón de baño, lo que provoca espumas, generan problemas en los tanques. Los oxidan. El poder abrasivo del agua, exige revisar los depósitos cada 6 meses, ya que se come el recubrimiento de concreto. Llega el momento en que el acero queda al descubierto y ya no sirven los tanques. La planta que hice cumple en agosto 34 años. El agua que se genera para riesgo es suficiente, ya que se usa a escala. La primera planta da abasto a 200 hectáreas, casi la mitad. La otra se activa hasta por gravedad”.
“Hace falta usar unas ollas enormes que están atrás del parque. Las hizo Jacinto Ariosto Lárraga. No se compactaron de manera adecuada y el agua se filtró. Se pueden manejar para captar la lluvia. Los destinaron para almacenar aguas residuales. Se da un proceso séptico donde proliferan los mosquitos, olores fétidos, plantas carnívoras, como el líquen, que existe en la presa de San José, donde descargan aguas residuales. Hay agua muy contaminada. Para evitar que los desechos de Escalerillas llegaran al mismo sitio, se hizo una planta tratadora, que se diseñó con errores. Se lo dijimos a la Comisión Estatal del Agua. Los tiempos de retención y tanques no son los correctos. No se asientan los residuos, no les llega el aire suficiente y no hay otra sedimentación. Mucha gente en las dependencias, se fusilan los proyectos sin saber los procesos técnicos, académicos y científicos. No es lo mismo hacer pruebas de laboratorio en la universidad, que llevarlas a la práctica. Todas las plantas que he revisado como perito, no tienen exámenes de aguas residuales. Hay que conocer la calidad, para elaborar el tratamiento. Hacer pruebas pilotos y al final diseñar la planta”.
“Con dos parámetros, el oxígeno disuelto y la demanda bioquímica de oxígeno, que es la capacidad para degradar la materia orgánica. Es diferente una planta de tratamiento a otra de potabilización, donde no se hacen las mismas operaciones unitarias que en un proceso biológico de lodos activados. Se ejecutan filtraciones, sedimentaciones y desinfecciones del agua a través de cloro. Es a lo que huele cuando sale de la planta. En Monterrey, cualquier grifo que se abra, huele y sabe a cloro”. Ortega aludió a la planta Tenorio, ubicada en los límites de Soledad y la capital. “Cuando se hizo, no fue suficiente, era para 750 litros por segundo. No separaron el tratamiento químico y el biológico. Tenían al principio muchos problemas de rebote
de lodos, olores. Se analiza que llegan aguas residuales de la industria, comerciales y del rastro. Se recompuso el proyecto, pero no se aumentó el gasto. La capacidad de la planta fue la misma, había que actualizarla. El conflicto fuerte social se dio con los ejidatarios. En una asamblea, el entonces gobernador, Fernando Silva Nieto, llevó a sus colaboradores de la Comisión Estatal del Agua, explicaran que necesitaban un litro por segundo para el riego de una hectárea. Completan la demanda con la planta del Morro, que al parecer, también aporta 750 litros por segundo”.
“Realicé plantas de tratamiento para Pemex, ocupaban 18 metros cuadrados. Tuve la fortuna de ganar el concurso de la empresa Destintadora de Papel en Villa de Reyes. Les hice primero, una de lodos activados, en 2.5 meses. Una planta muy pequeña, de un litro por segundo, para tratar el agua de los baños de los trabajadores y comedores. Al año siguiente, me invitan de nuevo y arrancamos con una de 300 litros. Es una de las más grandes del país, recirculan hasta 7 veces el agua residual, con una batería de pozos muy sólida. Después llegó la Comisión Federal de Electricidad, con pozos profundos. Se desequilibraron los mantos acuíferos, por fortuna, con la planta, hubo muchos ahorros. El uso no fue biológico, es de tratamiento químico de flotación. Parece un platillo volador. Se construyó en tiempo record, 90 días. Muchos contratistas no quisieron entrarle, decían que era imposible. Dependía de la Productora Importadora de Papel, de la Secretaría de Gobernación. La hice en 89 días, con tres turnos consecutivos, como si la hubiera logrado en 270 días. Tuve la oportunidad de visitar las plantas de tratamiento de basura de Monterrey y Guadalajara. Traía intenciones de llevarlas a cabo en San Luis. Por cuestiones sociales, no se hizo la consulta. Los pepenadores, cuando ya tuvieron las plantas, no dejaron trabajarlas”.
Habló tangencial de los pozos de absorción, para la recarga del acuífero. “Cuando estuvo como secretario de ecología David Atisha, al pavimentar el rio Santiago, sugirió hacerlos, para darle al subsuelo un poco del agua que se extrae. No se lograron. Hubo dos ingenieros, uno del Consejo Potosino de Ciencia y Tecnología, que no recuerdo su nombre y el ex director de la Comisión Estatal del Agua, Ramón Ortiz Aguirre, que estudiaron lo permeable y poroso del suelo. Concluyeron que hay un desequilibrio en las corrientes subterráneas en dos acuíferos, en la parte del sur de la ciudad, en Villa de Reyes, donde hacen grandes extracciones, la Productora Nacional de Papel y la Comisión Federal de Electricidad”.
“Hice una maestría en valuación, en la Universidad del Valle de Atemajac, en Guadalajara. Al principio se ofertaba como valuación inmobiliaria. Vimos 4 aspectos, valuación inmobiliaria, de maquinaria y equipo, problemas forestales y catastrales. En Rioverde hay una tesis, de las primeras en 1985, de Rodolfo Verástegui, es de valores catastrales, que son unitarios. En el ayuntamiento se maneja la valuación inmobiliaria. Hay tres métodos que se manejan, el físico directo, como si fueran a construir una casa, saber cuánto vale. Hay una tabla de demérito, que al paso de los años, se descuenta un porcentaje por mantenimiento y por el estado en que se conserva. En las valuaciones de maquinaria y equipo, se analizan las condiciones en que se encuentra. Un vehículo cuando sale de la agencia, vale la mitad. Interviene el punto de vista económico y fiscal. Existen parámetros para manejar las depreciaciones, independiente a las condiciones de mantenimiento y cuidado que se tengan”.
“Nos otorgan un título general. Aparte hice una especialidad en valuación de daño moral. Los artículos 1913 al 1916 del código civil federal, establecen todas las variables que pueden recaer en un delito, para tipificarlo como tal. Me titulé con una tesina, ya que un compañero de Tabasco, me invitó a manejar el caso de un trabajador que se muere dentro de una fábrica. Se llama actuación del especialista en valuaciones en daño moral como coadyuvante en la procuración de justicia. Era el proveedor, le ayudaba a su familia. La empresa le ofreció un millón de pesos. Se hizo el estudio con los dos métodos principales, analítico jerárquico. Se meten al programa Excel, elaboran tablas gráficas de variables y criterios en la línea transversal, que define el monto. Nosotros decimos el monto o el cuánto del daño. El juez determina el resultado. A veces no quiere meterse en problemas sentimentales. No es que sea frío, pero en el momento que se involucra, debe ser parcial. En el caso del muchacho, calculamos 6 millones de pesos”.
“En un hotel, hubo el caso una pareja de novios, que van en una lanchita. El hombre cae y se ahoga. Les ofrecían un millón pesos. Los que hicieron el estudio del daño moral, lograron que la empresa les pagara 30 millones de pesos, por la edad del fallecido, lo que ganaba, su expectativa de vida. Las corridas se hacen con los dos criterios. La grafica nos representa el valor, cuando sale repetido el monto y el cuánto. Hay doctores en valuaciones del daño moral. La Universidad de Baja California Norte los ofrece. Contamos con un valuador potosino, pero radica en León. Vino de España con los nuevos esquemas. Para las cuestiones del derecho, usa el modelo multi criterio, del español Jerónimo Andar. Hay métodos para evaluar las piernas de un futbolista, que se aseguran. Se incluye cualquier tipo de actividad humana. No hay muchos despachos que manejen el daño moral. He dado pláticas, esperamos que en un futuro, haya juicios sobre el tema”.
“Después de la maestría, me sigue la inquietud por la cultura indígena. La universidad autónoma abre el doctorado en arquitectura, diseño y urbanismo. Se me dificulta entrar porque soy ingeniero civil. Me hicieron el examen oral, dos coordinadores. Uno, en paz descanse, es Jorge González Claveran, considerado de los mejores 20 urbanistas en el mundo. Traía la influencia de Curitiba, una ciudad brasileña muy joven. En México tenemos otras parecidas, como Mexicali, donde resalta la influencia de los inmigrantes chinos. Son sustentables porque intervinieron las tres variables indispensables, lo social, económico y ambiental. Para que suceda, todas las partes deben sumar lo que les corresponde. El alcalde Enrique Galindo propuso una capital similar. Pero ganó con una alianza del PRI, PAN y PRD, que no lo dejan. Tienen muchas presiones políticas. Contrató un doctor en arquitectura, pero renunció, no pudo trabajar. Lo que puede hacer, es imitar la lógica de los pueblos mágicos, como bajar todos los cables eléctricos, que hacen horribles las calles. En Tamazunchale se quemó el mercado por tantos diablitos colgados”.
“El gobernador tiene un asistente colaborador que conoce los problemas del centro histórico. Es el arquitecto Juan Carlos Machinena, quien me invitó a colaborar como consejero estatal. Trae el propósito de hacerlo peatonal. Hay que combinar la armonía de lo vial y peatonal. Faltan ciclo pistas. La primera que tuvimos, la de Mexquitic-San Luis, aminoró los accidentes de los trabajadores de la industria de la construcción. Salían a las 6 de la mañana y regresaban a las 5 de la tarde. Ahora es peor, porque también las utilizan las motocicletas. La velocidad de 30 kilómetros por hora, se incrementó a 40 y 50. Se mataron hace poco dos motocicletas, uno venia con la luz apagada. El otro no lo vio y chocaron de frente. En los decretos que han sacado sobre las áreas naturales protegidas, no le preguntan a los urbanistas hacia dónde crecerá la ciudad. Cuando se les acaban los terrenos, van y compran otro pedazo a los comuneros, que los rematan. Los más ricos son los ejidatarios. Baja california tiene 5 ejidos, San Luis mil 200. Es algo desproporcionado. Para que un proyecto sea sustentable, hay que hacer una consulta social. En el tren maya, no hubo la ambiental. Lo social está muy dividido. No existen los estudios de impacto ambiental. Muchos mega proyectos en México, se generan en el centro”.
Ortega establece que en la comunidad de San Juan de Guadalupe, se pueden hacer desarrollos viales. “Empezar por conocer el reglamento, ver cuáles son las áreas de primer orden. Si son de dos direcciones, se desaprovecha mucho terreno que puede usarse en cuestiones habitacionales. La vivienda puede tener un crecimiento armonioso, saludable. En Villa Magna, las entradas son avenidas muy grandes. Los desarrolladores han aprovechado los predios, como en otras partes. No es lo mismo el lote en breña que urbanizado. A los dueños hay que invitarlos como a cualquier inversionista que van aponer su parte. Las autoridades con la ley en la mano, indemnizarlos. Ya lo dijo Porfirio Díaz, cuando empezó el ferrocarril, páguesele lo que se le tenga que pagar. A valor actual, no unitario ni catastrales. Hay un método que vemos en la maestría de valuación, donde se estudia la productividad del predio, que ayuda a ubicar a las personas. Los líderes se quejan que los compradores les quieren dar a tres pesos el metro cuadrado y después lo venden a 10 mil. Es donde entra el sentimentalismo. Hay que realizar un estudio sobre el método residual de productividad. Los que valen son los servicios a proporcionar. Los tiempos de recorrido para estar en los lugares de una gran ciudad, ubicar a la gente. Cuando se desarrolla la zona industrial, venía gente de
Ahualulco y Mexquitic a trabajar. Los esperaban en la Alameda. Son movimientos que trastocan el accionar urbano”.
“Ciudad Maderas se estancó, la habrá de revivir la BMW y el parque industrial, donde ni los vecinos lo conocen. Es muy importante estudiar los tiempos y los movimientos de la gente. A México van a trabajar de todos los lugares, Pachuca, Querétaro, Puebla, Tlaxcala. En Ciudad Satélite, no se estudiaron los tiempos de movimiento. Ahora la han querido componer con un desarrollo industrial cerca, lo hubieran hecho antes. Antes, la Secretaría del Mejoramiento del Ambiente, hacía estudios para ciertas de empresas. No contaminante en agua, aire y suelos. Había firmas conectadas a las grandes armadoras de vehículos, de espejos y asientos, plásticos. Todo fue estudiado. Permitió a Querétaro crecer y convertirse en una de las primeras ciudades sustentables, cuando es más pequeño que San Luis. Hay un libro de la arquitecta Imelda González, que critica el señorío en las residencias de Carranza. Los pueblos mineros de Cerro de San Pedro, que se vinieron a vivir a la capital. Lo mismo sucedió con la avenida Juárez, con mandos medios, un nivel económico más bajo, pero imponen una vista mediterránea, española, con amplios jardines y porches. Al principio se combinaba con la arquitectura de los Ángeles, con casas estilo californiano, que nos vinieron a vender en el fraccionamiento San Felipe y muchos otros”.
“La plaza San Luis fui diseñada en el Distrito Federal. En su punto crítico, hay un congestionamiento bárbaro. Además, se inunda la parte baja. Hay conflictos sociales de delincuencia organizada, asaltan, quitan los vehículos. Son aspectos que se deben estudiar en un proyecto urbano. La avenida Chapultepec es terrible, hemos tenido accidentes mortales, independiente al de agua. El urbanista lo tiene que poner en el trazo, lo social, económico y ambiental, para que sea sustentable”. Ortega Badillo es también presidente de la Asociación Mexicana de Peritos, Valuadores y Dictaminadores. Aglutina a expertos y profesionales de todas las disciplinas. Incluye a los médicos, ingenieros de todo tipo, agrónomos, expertos en criminalística de campo, topógrafos, peritos en fonografía. “Cuando hablan para extorsionar, estudian los timbres de voz, identifican el teléfono, dónde se ubica. Los delincuentes compran sus instrumentos en los Oxxos, son desechables. Existe la ley de peritos desde 1996. Fuimos el primer estado en tenerla, con fallas que se corrigieron. Contamos con 68 especialidades. La norma establece, para tener el nombramiento, ser técnico o profesional, avalado por un colegio o asociación. Hay que refrendar la licencia con cursos. He dado asesorías sobre impacto ambiental y valuaciones en monumentos históricos”.
Ortega es un experto en las artes marciales, lo que le ayuda a entender sus conexiones de la vida cotidiana con el universo. “El deporte, cualquier persona tiene que practicarlo, ya que está relacionado con la disciplina. No es hacerlo los sabaditos, sudar la camiseta y volverla a mojarla con las bebidas etílicas. En mi caso, vino a subrayar el objetivo que yo tenía en mis estudios universitarios. Me propuse antes de terminar la carrera, ser cinta negra en judo. Fui seleccionado, gané dos campeonatos nacionales en 63 y 70 kilos. Me llamaron de Guadalajara para integrar el seleccionado de los juegos olímpicos de Múnich. No fuimos por falta de dinero. Sólo el compañero Raúl Foulón, pudo ir al conseguir un subsidio. Los aportes que deja el ejercicio son muy completo. Nos aleja de los vicios, asienta los objetivos para actividades profesionales. Son técnicas. En mi caso, empecé a entrenar a los 16 años, a los 18 ya andaba en campeonatos nacionales. Antes de titularme como ingeniero civil, me gradué como cinta negra.
“Los exámenes se presentaban en el Colegio Nacional de Cintas Negras y la Federación Mexicana de Judo. Consistían en manejar las 40 técnicas de aprendices, 6 grados cinta blanca, amarilla, naranja, verde, azul, café. Los grados de colores son para jóvenes de 16 años hacia abajo. Los adultos son cintas blancas, marrones y negras. Los de primero hasta quinto dan, son cintas negras, con una tirita blanca, conforme avanza, en la orilla del cinturón. El sexto dan es una cinta blanca y rojo. Ahora hay muchos sextos dan, sobre todo en Cuba y España. Se ha comercializado, perdió la esencia el judo, que es una disciplina, filosofía de ayuda y avance mutuo. Necesitamos ayudar para prosperar. Es el mejor empleo de la energía. Es la disciplina que apaciguó mi carácter. A medida que se avanza en las técnicas, hay el objetivo de la autodefensa. El judo
es el padre de todas las artes marciales. Tiene objetivos muy claros, como ceder para vencer. La mejor lucha es la que no se da. Hay 40 técnicas de proyección y 15 de estrangulación, 15 de palancas a los brazos, 15 para inmovilizar. Hay variaciones que solo se permiten en competencias. Hay otras que se enseñan al ejército”.
“Son 15 técnicas, 3 de mano, 3 de pies, 3 cadera, 3 de sacrificio, espalda plana, 3 de sacrificio de lado. Además de las inmovilizaciones y las palancas, dislocaciones que solo se permiten en competencias y en la marina. En el aspecto marcial, se permite la fractura completa. Es su vida lo que va a cuidar, aunque en las zonas urbanas se ha trastocado el principio. Para dominar el judo, lo primero que debemos controlar, es caer adelante, atrás, a los lados, a rodar, cuidarse. A mi edad, no he tenido fractura de hombros ni brazos, porque he aprendido a caer. El aprendizaje queda como una autodefensa. El que sabe caer, aprende a tumbar. Las competencias motivan a los niños. Hay dos tipos de exámenes, el que se aplica a los niños. Tuve un compañero que se dedicó a los niños. Como premio, les daba un viaje a Disney o Tokio, donde estuve tres meses. También hay sesiones para meditar, es el encuentro con uno mismo, para definir la técnica del deporte en las competencias, mejorarla o pulirla. Aprovechar la fuerza del contrario”.
“El judo cubano, brasileño, español, son muy fuertes. Hay verdaderos atletas. Llegué a entrenar en Querétaro con un contendiente ibero, poseía una fuerza impresionante. Tuve la oportunidad de formar 7 escuelas en las zonas marginadas. El director era Amadeo Valladares, un maestro con manejo de la espalda, estuvo 10 años en la milicia, con los famosos Duendes Verdes. Maneja palo, espada, cuchillo. Vino a una muestra al Deportivo Potosino, me vio en una competencia e invitó a colaborar. El judo favorece a canalizar la energía negativa. Es físico, mental, social, filosófico. Cada movimiento tiene un nombre de la naturaleza. Después de dominar las múltiples variantes, hay que aprender a reanimar a las personas con trucos respiratorios”.
Roberto Ortega Badillo es también simpatizante y seguidor de las logias masónicas. El Colegio Grado 33, le dio un doctorado honoris causa, por sus ayudas desinteresadas a las comunidades indígenas. “Masón en francés significa albañil. Había grupos en la época medieval, que se juntaban a hacer los palacios de masones, el arte de construir paredes a prueba y error. Se hacen expertos y van por toda Europa. Los tres primeros grados aluden al aprendiz, compañero y masón, el más fuerte, pues ayuda a desarrollar paciencia y tolerancia. En las sesiones, se invita a los aprendices a que participen con un ensayo de algo, instruido por un compañero o maestro. Empezamos con las simbologías de los altares, combinaciones de pavimentos, mosaicos blancos y negros. Se entiende que pueden entrar todos, no hay distinciones de clases ni razas. El único requisito es creer en su dios. Son organizaciones discretas. Hay dos en la capital. Nos identificamos con el pasaporte masónico. El grado 33 es alto, no se logra tan fácil. Es referente a la edad de cristo, un ser supremo”.
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