Mucho ayuda el que no estorba

29 junio, 20235:40 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Noticias Opinion

Un conocido refrán establece, mucho ayuda el que no estorba. Se le aplica sin fallas al gobernador Ricardo Gallardo Cardona, que carga una infinita agenda de negocios diarios, que le impiden hacer política, anticiparse a las jugadas, para no crear constantes vacíos de poder. Como no sabe delegar funciones, para no compartir las exponenciales ganancias, al unísono es el contratista número uno de la entidad, el principal promotor de música y artistas gruperos y de narco corridos. La figura central de su equipo charro, boletero, cobrador y vendedor de comida chatarra en su lienzo charro Hermoso Cariño.

Influencer, locutor y sacerdote los fines de semana, ya que felicita a sus seguidores con las melodías que le provocan una catarsis. Es el fiero mega alcalde de 30 ayuntamientos. No duerme mientras imagina qué bulevares, arcos de entrada, escuelas, parques hará, arriba de 100 y 200 millones de pesos, para que le convengan las ganancias. Además, lo que más lo desgasta, es buscar distintos métodos para doblegar a los ediles rebeldes, a los que busca desaforar, como el de Matehuala, Iván Estrada. Lo debilita ponerle constante, el pie en el cuello a los 27 diputados locales. No confía pleno en su vasallo, José Luis Fernández “El Chiquisâ€, al que le encargó hacer otra sede del poder legislativo, un elefante blanco, que costará más de 150 millones de pesos, donde al menos, se llevará de ganancia, la mitad del monto.

También le endilgó hacer Pozos, el municipio 59, al costo económico y jurídico que salga. Es donde planea realizar varios complejos habitacionales para surtir la creciente demanda de la zona fabril. Y no cubrir los gastos de infraestructura, que endosará a sus votantes. En el poder judicial, le pusieron un freno temporal a su conducta atrabiliaria. Le quita tiempo atender a sus tres mecenas que buscan la silla presidencial, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, aunque sus simpatías absolutas están con su verdadero jefe, el dueño de la franquicia del Verde Ecologista, Manuel Velasco. Aunque creó una fábrica de pinturas exprofeso, en su rol de pintor de brocha gorda, anda desatado en cambiar el amarillo por el verde, en miles de metros cuadrados de banquetas y camellones, en la capital y los ayuntamientos que están bajo su férula.

No repara en que violenta normas internacionales, que le pueden generar una demanda judicial. No duerme por auto comprarse insumos para las despensas con gorgojos que reparte a su nutrido padrón de seguidores con fines electorales. Surtirse de pantalones, zapatos, mochilas, útiles escolares, garrafones de agua y tortillerías, que lo pintan como el mesías añorado. No se tienta el corazón para dejar en la bancarrota a centenares de menguados competidores, que piden clemencia, para no engrosar las inmensas filas de los desempleados. Cada quincena está pendiente de los descuentos en nómina que hace a la burocracia por concepto de pensiones. En lugar de depositar una cifra similar, lo agarra para dilapidarlo en obras que nadie le solicita. Está empecinado en hacerlas por meras ocurrencias. Pero sobre todo, por las ganancias de locura que obtiene.

En el falso puente atirantado de Quintas de la Hacienda, se pudo echar a la bolsa, libres de polvo y paja, 400 millones de pesos. Lo que marca un hito en la historia de las corruptelas. Se le recordará por enterrar para siempre, el modesto e irrisorio “diezmoâ€, que prevaleció durante algunas centurias. Ya le debe a los jubilados, más de 3 mil millones de pesos y el desfalco crece. Gallardo está ocupado en matar de hambre y reprimir a más de 6 mil burócratas que le reclaman salarios caídos, prestaciones, bonos y demás conceptos. Los corrió sin darles derecho de defensa, para meter en la nómina a los que le ayudaron a orquestar el fraude electoral. No los pudo doblegar, no obstante quitarles el acceso al Seguro Social y hospitales privados, donde también busca explotar un nicho descuidado. Ansía los desvíos presupuestales que lo convirtieron en millonario prematuro a través de la fantasmal ´proveedora, Sandra Sánchez Ruiz, la clínica Wong y Axioma Kusuri.

Por andar de mercachifle, sólo se ha dedicado a crearle conflictos letales al alcalde de la capital, Enrique Galindo, quien soportó más de un año, vejaciones, ofensas, mangoneos grotescos, por no entregarle la hacienda municipal, que supera los 3 mil millones de pesos y no dar al bandazo al Verde Ecologista, lo que equivale, vender su alma al diablo, que paga mal al que lo sirve. Alevoso, ignoró las órdenes del presidente López Obrador, de arreglar en lo inmediato, el acueducto del Realito, para evitar la crisis de agua que enfrenta la capital. Ante la caprichosa conducta de su vecino, Galindo tejió una hábil estrategia que le permitió acercarse y lograr el respaldo del gobierno federal, que le facilitó 44 millones de pesos para enfrentar el desabasto de agua y lo colocaron en la primera plana de los medios locales y nacionales. En el preludio de los comicios intermedios, se ganó la simpatía de miles de usuarios que no tendrán duda en quién apoyar. Desencajado, volátil, sin datos ciertos en la mano, enojado porque lo distrajeron de su cruzada por quedarse con cada centavo de los 60 mil millones de pesos que maneja al año, para desacreditarlo, acusó a Galindo de cometer un fraude por 150 millones de pesos, solicitados al banco Bansi, que terminó por cubrir el organismo operador de agua potable y alcantarillado, Interapas. Doctor en derecho, el edil lo pudo llevar a los tribunales, por daño moral.

Oblicuo, para evitar el choque frontal, informó que el crédito está cubierto, lo respalda con las obras efectuadas. Y peor, se dio el lujo de desdeñar al aporte tardío de Gallardo, quien alardeó perforar dos pozos. Galindo, molesto, en conferencia de prensa, dijo que los aceptaba y los iban a conectar a la red, que maneja el ayuntamiento, como otros más que está por terminar. Gallardo volvió a escupir para arriba, al exigirle, furioso, transparencia en el manejo del erario. Junto con su padre, Ricardo Gallardo Juárez y Gilberto Hernández Villafuerte, como alcaldes de Soledad, figuran en las listas de los grandes y omisos deudores del Interapas, donde se niegan a cubrir más de 30 millones de pesos. El padre, en su etapa de edil de la capital, junto con el actual secretario de finanzas, Salvador González, convirtieron al Interapas en pista de aviadores. Rapaces, saquearon hasta el cansancio al ente, que dejaron moribundo. En julio del 2019, La Noticia publicó.

“Médicos de cabecera del ex edil Ricardo Gallardo Juárez y de su familia, como amigos de la infancia de su hijo, el diputado federal José Ricardo Gallardo Cardona, son dueños y promotores del Grupo Axioma Kusuri, empresa que enfrenta una denuncia por los delitos de fraude, robo y asociación delictuosa ante la Fiscalía del Estado. La sociedad obtuvo cuatro contratos por servicios médicos del Interapas por 249 millones de pesos. El dinero se dispersó entre 60 personas físicas y 16 firmas que no tienen nada que ver con el rubro de salud. Algunas son fantasmas. Los doctores Juan Carlos Jiménez Rivera y Juan Carlos Negrete Ayala son los principales promotores y dueños del casi 85% de las acciones. Jiménez Rivera posee el 72% del capital y Negrete Ayala el 5%. Jiménez es el médico de cabecera de los Gallardo. Es originario de Soledad. Negrete es compañero de escuela del legisladorâ€. A los defraudadores, los incorporó al actual gabinete, con los mismos objetivos. Por los incontables latrocinios, el munícipe Xavier Nava, documentó y presentó denuncias penales, ante la fiscalía local y nacional, por daños al erario que superan los 10 mil millones de pesos. El entreguista y cómplice ex gobernador, Juan Manuel Carreras, jamás los llamó a cuentas. Ahora, mal agradecido, Gallardo lo acusa de robarse 20 mil millones de pesos y ser un ícono de la “herencia malditaâ€, de donde salió con las alforjas llenas.

Contra su voluntad, Gallardo llegó a una encrucijada vital: se dedica a los negocios millonarios, seguros, con llave en mano, sin contrapesos ni lupas molestas o se mete de lleno a hacer política, para asegurar sus planes transexenales. Busca a toda costa, superar los 30 años que duró como maximato, su formador intelectual y material, Horacio Sánchez Unzueta. Debe aprender la moraleja de mezclar ambas tareas. Ya se llevó un funesto aviso con el deceso de un trabajador que laboró a marchas forzadas en el ultra rodeo o Arena Potosí, que a nadie le interesa, más que a su único promotor, obsesionado en terminarla antes de concluir el año, para no perder millonarios ingresos, por el torneo internacional charro, donde actuará de nuevo como único proveedor de vestimentas, sillas, reatas, alojos en hoteles con los que tiene convenios. La otra alternativa de Gallardo es desistir en ser pseudo alcalde de la capital, ya no crear problemas artificiales, sólo con el propósito de imponer, con las trampas que se le ocurran, al relevo del estoico Galindo.

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La Noticia política Ricardo Gallardo Cardona

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