

Último duelo con pistola a nivel nacional, protagonizada por un rioverdense
12 marzo, 20259:26 pmAutor: Lucas Hernández SalinasCultura
José Catarino Verástegui Correa, nació en Rioverde el 18 de marzo de 1838. Sus padres fueron Manuel Verástegui Suárez y Joaquina Correa Salinas. Después de terminar su enseñanza primaria y de los conocimientos que pudo adquirir durante la época, se dedicó a la agricultura en una finca de campo de Odón, su hermano mayor. José Catarino gozó de gran estimación y simpatía, fue ejemplar ciudadano y un noble padre de familia.
Era honrado y hábil, cualidades que demostró en la jefatura de hacienda, en donde por muchos años prestó sus servicios. A los 21 años de edad se trasladó a la ciudad de Querétaro como administrador principal del correo, después reorganizó la línea del correo de México, Guadalajara y Tepic. En la aduana del estado de Jalisco descubrió un desfalco e hizo efectivas las responsabilidades. Luego lo comisionaron a la frontera norte, donde reorganizó el cuerpo de vigilancia, desocupó a los corruptos e ineptos y puso en su lugar a hombres capaces de acrisolada honradez.
En 1867, en la ciudad de Querétaro, gracias a su grado de capitán y sus méritos como administrador público, fue nombrado vocal del consejo de guerra que juzgó al infortunado archiduque Maximiliano Fernando de Habsburgo y sus compañeros Miguel Miramón y Tomás Mejía. En 1881, lo postularon para gobernador del estado, pero todo quedó en un gran esfuerzo, pues el general Porfirio Díaz lo nombró encargado del timbre. En 1882 fue titular de la aduana fronteriza de Laredo, Tamaulipas.
En la ciudad de México fue designado jefe principal de la administración General del Timbre. Cuando ostentaba el cargo, fue retado a duelo a muerte por el coronel y diputado Francisco Romero, debido a que escuchó cuando lo tachó de inepto y que desprestigiaría al ejército, por lo que le exigió lo argumentara. Al no encontrar respuesta, le pidió que buscara sus testigos, ya que haría lo propio. Fue como se acordó el reto, que se realizaría a las 4 de la tarde del 12 de agosto de 1894. Francisco Romero nombró como sus testigos al señor Barreto y al coronel Lauro Castillo. José Catarino Verástegui, por su parte, eligió al licenciado Ramón Prida, a don Apolinar Castillo y como juez de campo, se desempeñó el general Sóstenes Rocha.
El desafío fue con pistola, a treinta pasos de distancia cada uno. Se enfrentaron en los alrededores del panteón Español. El general Rocha dio la voz de atención, los combatientes estaban en alerta y sonó la voz de mando, empezó el conteo hasta tres y se escucharon dos disparos simultáneos. El señor José Catarino Verástegui dio un paso adelante, giró sobre el pie derecho y cayó violento, en los brazos de los testigos que acudieron. La bala entró por el costado derecho y salió por la espalda. El señor Romero avanzó hacia Verástegui, se descubrió respetuoso y retiró del lugar.
Mucha gente fue a velar a José Catarino Verástegui, ya que era una persona muy querida. Por su parte, el coronel Romero, declaró en su casa ante el juez, dada su investidura como diputado. Sin embargo, fue desaforado, pasó pocos meses encerrado, pues los legisladores expidieron una ley de amnistía. El juez sentenció a Romero por el delito de homicidio en duelo. La pena fue de 3 años 4 meses de la cárcel y condenado a pagar mil 800 pesos de multa o 100 días más de cárcel. Además, se le obligó a indemnizar a la viuda con 4 mil 500 pesos anuales, con mensualidades adelantadas por 18 años. También debió cubrir 400 pesos por los costos del sepelio. Fue como sucedió el último duelo con armas, registrado en México.