La cúpula nacional y local de Morena pretende una jugada magistral, de tres bandas. A través del ex secretario de seguridad pública de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, brazo derecho de la aspirante presidencial, Claudia Sheinbaum, buscan convencer al alcalde, Enrique Galindo, acepte ser candidato a senador de Morena en las primeras listas de plurinominales, ya que se conocen de antaño. El propósito es blindarlo de los ataques frontales del gobernador Ricardo Gallardo, pero también, en lugar de reelegirse, le deje el lugar a un candidato salido de las filas de Morena, con amplias simpatías y arrastre popular, que consiga los votos de los militantes del PRI, PAN y el navismo. Competirá alejado de la nociva influencia del Verde Ecologista y Partido del Trabajo. Por haber subestimado al equipo de avanzada de la científica, Suma, que capitanea Alejandro López Villanueva, buscan dejar fuera de la jugada, al delegado de la secretaría del bienestar, Gabino Morales y su ayudante, el controvertido Leonel Serrato. A ambos los critican por haberse convertido en un par de bromistas, que denigran la figura presidencial en el programa ¡Qué agusticidad! Los acusan de haber apoyado, por debajo de la mesa, al ex canciller Marcelo Ebrard. En lugar de Suma, el control estatal de la campaña de Sheinbaum, como en todo el país, quedará en manos de los secretarios de organización de los comités estatales.

En San Luis, las tareas proselitistas las manejará Mario Alberto Godoy Ramos, hermano de la fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy. Los operadores de Sheimbaum plantean que sólo aceptarán aliarse al Verde si Morena se queda con la mayoría de las posiciones electorales, al revés de cómo sucedió hace tres años. Advierten que ya le pagaron con creces a Gallardo sus convenencieros servicios. Además, no le aceptan, abrigue como socio en el diario digital Contraréplica y tener de dirigente estatal del PT a Héctor Serrano, que antes espió con fines perversos a la científica en campaña. “Sheinbaum no es López Obrador�, establecen para marcar una diferencia abismal en los estilos de mando. Y en el ánimo de la inminente abanderada presidencial de Morena, los que se alían a sus enemigos, no son sus amigos. En el equipo de Galindo valoran decirle no a la posible presidenta del país. Sostienen que si el ex comisionado de la Policía Federal se retira de la contienda, es muy factible que se cuele el candidato de Gallardo. Ignoran que le dirán, se haga a un lado, que la línea está dada y le toca a Morena recuperar la hegemonía política que tiene en otras partes del país. O se atenga a las consecuencias.

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