27 diciembre, 202411:20 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Destacada Municipios Noticias Opinion

Por el estilo gansteril de ejercer el mando, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona pasará a la historia como el cacique de horca y cuchillo, en cuya etapa, perecieron varios alcaldes, donde figura el tenaz ex edil de Santa María, el joven panista, Emanuel Govea, quién por su pujanza, tenía un amplio y creciente futuro político por delante.

Dueño de informes privilegiados, el mandatario fue el primero en anunciar su deceso, pero nadie creyó la inverosímil crónica de que murió sólo, al irse con su camioneta a un barranco de 300 metros, en la peligrosa carretera San Luis-Santa Catarina-Rioverde.

Govea era un chofer experto, después de transitar cientos de veces, el complicado camino de su natal municipio a la capital potosina. Carismático y popular, siempre anduvo acompañado. Fiel a la doctrina de su partido, dejó anonadados a sus simpatizantes cuando, de repente, anunció su forzado bandazo a las filas del Verde Ecologista.

Con la autonomía que le daba el triunfo arrollador en las urnas, nunca se iba a dejar mangonear por nadie. Tal vez el motivo de su sospechosa partida.

Casi la misma suerte tuvo la ex edil de Villa de Reyes, Érika Briones, al principio, seguidora fiel del mandatario y su padre, el ahora diputado federal, Ricardo Gallardo Juárez. La vieja amistad se fracturó cuando le vendieron una lujosa suburban que tenía reporte de robo con violencia. Hubiera sido un golpe mortal a su trayectoria, si se ventila en la etapa que fue legisladora federal.

Originaria de Soledad, al cambiar su residencia a otros lares, formar su propio equipo y empezar una carrera ascendente, Briones gozó un instante ser libre.

Fueron públicos los choques violentos que tuvo con sus tenebrosos impulsores. Nada halagüeño le esperaba cuando anunció dejar las filas del PRD para irse al Verde Ecologista, su tumba política.

Jamás se creyó la historia de su trágica muerte, al chocar el vehículo donde se trasladaba, con otros colaboradores, al impactarse con un pesado trailer, en una angosta y serpenteada ruta.

Apenas el domingo reciente, fue acribillado el munícipe de Tancanhuitz de Santos, el morenista Jesús Eduardo Franco Lárraga, junto con tres personas más.

Otra vez Gallardo volvió a generar incertidumbre al reducir el atentado a una “riña entre particularesâ€. En el horizonte, resalta el pleito intestino que Franco tuvo con la Guardia Civil Estatal, que también ha hostigado de manera sistemática a opositores al gobernador, como el edil de Huehuetlán, Ramón Martínez Avitud.

No se salva del acoso brutal, el magnate de Tanquián de Escobedo, que aspira a la gubernatura, Gerardo Sánchez Zumaya, que ha calificado a su principal enemigo, como el “narcotraficante más peligroso de San Luis Potosíâ€.

El 25 de octubre del 2022, fue acribillado el ex edil de Ébano, Crispín Ordaz, quien tuvo la osadía de denunciar al Cartel de los Diputados, expertos en extorsionar alcaldes, a cambio de aprobarles las cuentas públicas. Los líderes fueron el actual secretario de gobierno, José Guadalupe Torres Sánchez, quien aspira a suceder en el cargo a su jefe y el diputado federal del Verde Ecologista, Óscar Bautista Villegas, antes dirigente estatal de la CNC.

El ex gobernador Carlos Jonguitud Barrios, al que se le ubica como uno de los que más obra pública ha generado en San Luis Potosí, se le vincula a la desaparición del luchador social, Misael Núñez Acosta.

Al ex mandatario Guillermo Fonseca, le endilgan represiones y la muerte de un líder agrario en la huasteca potosina. Cuando hablan del férreo ex rector de la universidad autónoma, Alfonso Lastras, dicen que en su periodo, ocurrió la muerte violenta del líder estudiantil, Jorge Mena Ortiz.

Gallardo Cardona todavía puede enderezar el rumbo, si reivindica a cientos de trabajadores estatales, a los que ha esquilmado el salario, los corrió inclemente de sus cargos, les quitó el acceso a la salud y deja de pisotearlos en su dignidad. Podría salvarse si paga los casi 5 mil millones de pesos que adeuda a los ofendidos jubilados.

Deja de ganar un millón de pesos diarios, por los sobrecostos en las obras que ejecuta sin licitar y de pésima calidad. Se desiste de sus negras intenciones transexenales, de heredarle el cargo a su cónyuge, la dos veces senadora y presidenta vitalicia del DIF, Ruth González Silva, para continuar con los saqueos impunes de las raquíticas arcas. Pero también define a la moral como el árbol que da moras.

Al menos debe cuidar que ningún alcalde más muera en extrañas circunstancias.

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Gallardo Cardona o el sexenio donde perecieron más alcaldes

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