Lo que pasó en Villa de Pozos, es indignante. Durante el proceso de entrega-recibimiento, entre la delegación y el ayuntamiento de San Luis Potosí, salió a la luz la rapiña con que fue saqueada.

El robo fue tan descarado y cínico, al desaparecer la gran mayoría de bienes, pero eso sí, dejaron inventariadas sillas de plástico de una conocida marca de refrescos y otras de cerveza, que no se deben considerarse parte del control patrimonial del concejo municipal.

En catastro, las computadoras se entregaron vacías, sin archivos ni informes que respalden los trámites realizados. Alguien se encargó de borrar todo, pero antes, cargó con datos importantes. Por otro lado, más de un millón de pesos que pertenecían a Pozos por un trámite de urbanizaciones, desapareció. El dinero no está, nadie sabe dónde lo tienen.

En servicios municipales, las pocas básculas localizadas, estaban rotas, compresores sin motores y hasta cámaras frigoríficas desmanteladas, forman parte del inventario entregado. Además, no existen documentos de espacios en el cementerio vendidos a ciudadanos. Los ladrones de cuello blanco hasta con la muerte jugaron.

En comercio también afloran los abusos. Algunos negocios denunciaron cobros ilegales, hechos por personal sin autoridad.

Lo que más alarma está en la Oficialía Mayor. Más del 22% del patrimonio municipal, no se localizó maquinaria, vehículos y propiedades que están en el limbo. Algunos bienes fueron encontrados en casas particulares, como si fueran de uso personal. Todo esto sin contratos ni explicaciones.

Desaparecieron las llaves de las bases de control de los semáforos que se encuentran abiertos en su totalidad. Buscan culpar a Juan Antonio Villa, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.

El nuevo municipio padece un verdadero caos por la falta de servicios elementales y tener un concejo municipal plagado de parásitos, ligados a los partidos políticos. Si sumamos la terrible sangría, el tema se complica. El caso no puede quedar impune.

Las autoridades tienen el deber de investigar y castigar a los responsables. No es solo un caso de malos manejos, es un robo institucional muy bien planeado.

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