Muy pronto, Gallardo Cardona podrÃa ser un gobernador insolvente
8 noviembre, 20235:26 pmAutor: Juan Pablo MorenoCapital Municipios Noticias Opinion
Aunque equivale pedirle peras al olmo, el gobernador Ricardo Gallardo deberÃa congraciarse con el noble pueblo potosino e informarle, de qué rubro sacó 17 millones de pesos como fianza, para realizar en torneo nacional charro en San Luis. Y lo que habrá de erogar en patrocinar a las escaramuzas que acuden de los sitios más alejados, a las que en lo individual, les dará 20 mil pesos. Lo que gastó en remodelar el estadio 20 de noviembre, donde iba a colocar un domo profesional gigantesco, para cubrirse de las posibles lluvias, lo que será catastrófico para el rejoneo. La partida para arreglar el ruedo, que lleva varias capas de arena. En caso de no hacerlo, puede generar accidentes fatales para los jinetes y animales. Lo que destinó para acondicionar las caballerizas, estacionamiento para trailes, vehÃculos de los asistentes y público. También decirle a sus votantes, cuántos locales rentó en 50 y 80 mil pesos, para los vendedores de artesanÃas, insumos charros y restaurantes. Lo que juntó por las inscripciones e ingresos de taquillas.
Si lo que recaude, lo cederá a los federativos charros o lo devolverá a las menguadas arcas públicas. Ante las premoniciones de expertos, de que los festejos serán un completo fracaso, por improvisar un sitio sin la infraestructura adecuada, el pachanguero funcionario anunció la actuación de cinco grupos musicales, que en promedio, podrÃan costar de 2 a 3 millones de pesos. Acostumbrado a desvirtuar lo que toca, convertirá una contienda charril chafa, en un espectáculo musical degradante, a donde irán espectadores a los que nada les interesa ver a un charro hacer maniobras montado en un caballo.
El futuro polÃtico de Gallardo está lleno de nubarrones. Un juez lo condenó a cubrir cada año, 800 millones de pesos a los jubilados de telesecundarias. Los afectados de otros sectores, ya conocen el camino. Muy pronto se quedará sin un centavo en la bolsa, con un imperativo categórico encima: paga o que se atenga al desafuero y luego, otra vez, la cárcel.
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